relajada
desnuda
te veo
tostada
boca arriba
en una cama
inmensa
apenas
tu tobillo
tapa
una sábana
yo
solo
te veo
silénico
desde un rincón
tus ojos
azabachados
permanecen abiertos
solo me limito a contemplar
la juventud de tu cuerpo
el cual se refleja en un ventanal
que proyecta
un lugar desconocido
no me mirás
pero me sentís
me sentís
como una brisa cálida
sentís que te recorro
con mi única mirada
siempre avellana
subo por el pie descubierto
me deslizo
sobre su superficie tersa y opaca
mis ojos como manos
se abren en una caricia múltiple
que pasan de tus morenas rodillas frías
a los templados muslos que se abren
lento
sentís
que te respiro
sentís que huelo
que me embriago
en tu exquisita abertura
la que se inunda
con mi paso suave
subo
por los contornos externos
curvilíneos
perfectos
lejanos
mis ojos
sienten cálido
el vientre
plano
como brisa
húmeda
escalo
lento
tus morenos y firmes senos
recorro
cada milimetro
hasta llegar
a los picos
de los que apenas
tengo una imagen irreal
picos endurecidos
por la irrefrenable
caricia
contemplativa
ajena
caricia que se escapa
por tus hombros
siempre delicados
caricia
que recorre
la cara interna de tu brazo
hasta llegar
a las puntas
de los dedos semicálidos
una caricia
que va
y vuelve
como envolviendo
en el regreso
tus hombros
la dirección
de mis manos de viento
avanzan
por los costados de tu cuello
avanzan
rodeando tus mejillas
acariciando tus labios
que dibujan una sonrisa inmensa
allí
me detengo
a contemplar
la boca más perfecta